NM Contemporáneo presenta
VISITA LA EXPOSICIÓN La naturaleza de lo orgánico Viéndolo en sentido estricto, el arte es una actividad inorgánica pues, al ser una construcción cultural, se contrapone con la naturaleza. Existen muchos críticos y creadores que han indagado esta ancestral relación entre el espíritu, aquello que es nato para nosotros, y el arte, aquello que es innato. El artista y teórico Wassily Kandinsky en su libro Punto y línea sobre el plano menciona que en cada una de las etapas históricas, desde la prehistoria hasta nuestros días, hay un periodo de crecimiento, de acumulación y expresividad. Es una fase donde el arte parte del cero, de la nada, para comunicarse e identificarse con la realidad física de la naturaleza. Cuando la expresividad disminuye, la comunicación en de vez ser exterior se torna interior. De una física del arte se pasa a una metafísica del arte. Este idealismo inspirado por la naturaleza no trata de copiarla; el artista se convierte en un creador en competencia con dios que traspasa las ideas a sus materiales. Los cuadro-objetos que presenta Víctor Guadalajara recuerdan que «nos hemos olvidado de que el propósito mismo del arte es enaltecer al ser humano». Sus piezas sólo pueden ser entendidas mediante una lectura que requiere la mirada introspectiva del espectador, mientras que el conjunto nos revela una sensación rítmica y de continuidad lineal, despojado de toda espacialidad concreta. Una fuerte personalidad es evidente en su paleta: los colores oscuros nos hablan de su interés por imponer los estados interiores y la relación arte-hombre que propone el artista tras la indagación gestual, cromática y matérica. Autonomía de lo figurativo, trabajo de textura y ritmo que liberan el resultado final de todo naturalismo para plantearlo como organismo independiente y ubicarlo en el mismo valor que la propia naturaleza: Guadalajara articula rítmicamente puntos, líneas, trazos delgados o gruesos, formas orgánicas y geométricas, cuadrículas, manchas y ricas tonalidades que se fusionan en texturas que celebran un horizonte paisajístico. El conjunto de obras que presenta Virginia Chévez encuentra inspiración en la forma poética japonesa de los haikus, específicamente en el trabajo de Matsuo Basho. Los cuadros de Chévez reflejan el mismo espíritu de esos breves, no obstante, hondos poemas: lograr una profundidad sobrecogedora e inesperada a través del lienzo. En su Sendas de Oku, Basho dibuja con palabras los paisajes naturales que lo acompañaron durante su travesía hacia Oku, provocando largas huidas en la imaginación del lector; de manera similar, Virginia emprende un viaje donde el destino final se encuentra en la intimidad del ser, ese lugar donde el artista se libera de sí mismo para entregarse plenamente a la pintura. Así, estos óleos sobre lino trascienden la materia para reflejar los paisajes interiores de ese espacio fundamental que está al alcance de todo ser humano. Las piezas de Chévez se ofrecen entonces como umbrales hacia el universo infinito de quien las contempla. Si la naturaleza puede crear siempre, hasta el infinito, el artista Líber de Pablo puede jugar a hacer combinaciones en sus composiciones donde sus formas se conectan, se combinan y permiten crear a cada espectador un diferente paisaje minimalista que compite a la frondosidad de todo un bosque. De Pablo utiliza el temple y la trementina de Venecia que hacen que los pigmentos trabajen bien con los materiales que usa. Su concepto es hacer movimiento con la obra para así darle vida. Imprime todos los colores con una suavidad que permite al espectador ir recorriendo sus ramas, sus hojas, sentir el viento y el sol. Su manejo de las sombras y las transparencias permiten que la luz inunde sus cuadros. Las esculturas de Eduardo Rincón y Leticia Vieyra son muy elocuentes con el género de cada artista. Por una parte, las obras de Leticia son muy delicadas y sutiles. Su competencia con la naturaleza en la creación de la figura tridimensional es discreta y humilde, no por ello insignificante, sino con una fuerza y belleza que subyace pacientemente para quien sepa verla. Todo lo contrario ocurre con Rincón, quién utiliza formas toscas, imponentes y juguetonas, sin llegar a ser violentas, más bien con la sensibilidad de un delicado admirador de la naturaleza. Mauricio Cervantes trabaja con teselas de hule, mosaicos cúbicos inspirados en las teselas romanas. Para delatarlo muestra la huella del molde que se utilizó al hacerlos, integrando en la obra a manera de índice, su proceso creativo. Esta huella sugiere que el enfrentamiento con este material lo lleva a un proceso de producción industrial y digital. Irónico proceso para crear imágenes donde comúnmente aparecen ornamentos, detalles y comentarios sobre la naturaleza humana. Su serie Pregnant habla de la mujer como generadora de vida y la relación entre el vientre embarazado y el mito oriental del huevo cósmico generador del universo. En sus propias palabras, duda que haya tema más orgánico que el tratado en esta serie. Y tiene razón. Su tema, la vida, le da gran solidez entre su inspiración y los significados que de ella emanan. Las teselas que conforman las siluetas de sus embarazadas son de color rojo para recordarnos que si la vida es el tema más orgánico, el rojo es el color con más carga simbólica de vida pues es el color del fluido vital que corre por nuestras venas. Tania Pohle.
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